Analicen la vida de cualquier emprendedor exitoso y sabrán cuánta suerte tuvo a lo largo del camino. A nivel popular, se dice que la suerte es cuando la preparación encuentra la oportunidad; que a la suerte hay que ayudarla; y que el emprendedor crea su propia suerte. La gran pregunta entonces es, ¿cómo crear o incrementar nuestra suerte?
La mayoría asociamos suerte con ganarse la lotería o a hechos donde entra en juego la aleatoriedad y las probabilidades. Existen hechos fortuitos, circunstancias imprevistas, o coyunturas favorables (y de las otras) que están fuera de nuestro control, como por ejemplo: que arrecie un tsunami; el lugar, el tiempo y la familia donde nacimos, o una determinada crisis económica.
Aún frente a hechos favorables o adversos que nos tocaron en el reparto de la vida, podemos decidir accionar de manera muy diferente. Así, un emprendedor suele tomarlos como “datos de letra”, buscando utilizarlos a su favor. De ahí el dicho, “cuando la vida te tira limones, aprende a hacer limonada”.
En cambio otros, si no están las condiciones dadas (casi nunca lo están), quedan paralizados en el análisis hasta que las cosas “mejoren”. Recuerdo aprender en Facultad, cómo se llamaba a este tipo de comportamiento: locus de control interno y externo. El primero (interno) refería a tener la confianza y creer que uno era el artífice de su propio destino, mientras que otros (con locus de control externo) solían echarle la culpa a las circunstancias o a los demás y esperar que las condiciones cambien idealmente.
El emprendedor entiende de causalidades y no de casualidades. La suerte es una consecuencia del esfuerzo y el trabajo diligente del emprendedor. Se siente responsable de sus acciones y, por lo tanto, de sus resultados. Aún cuando fracasan momentáneamente, buscan aprender de sus errores para tomar nuevamente acción y mejores decisiones que lo acerquen al éxito.
La suerte comienza por la humildad, la valoración y la gratitud del vaso medio lleno en nuestras vidas. Quienes ya sienten que tienen mucho, suelen recibir más. Soy afortunado de gozar de buena salud que me permite trabajar y disfrutar de mi entorno; de haber nacido en Uruguay; de tener un techo y un plato de comida en la mesa; de haber recibido educación y valores. ¿Acaso somos conscientes de los dones y talentos recibidos?, y ¿de qué manera los aprovechamos?
Personalmente, si tuviera que definir suerte sería: estar hambriento (y por lo tanto, atento), en el lugar adecuado, en el momento adecuado para aprovechar la oportunidad que se presente. Ello requiere de una visión aguda y entrenada para identificar oportunidades que, muchas veces disfrazadas de tedio, se nos acercan seguido.
La perseverancia es otro factor importante en el incremento de la suerte. Edison perseveró más de 1000 veces hasta finalmente dar con el filamento adecuado para producir luz. Nada de suerte, solo probar y descartar tantos filamentos como fuese necesario, hasta encontrar uno que sirviera. O como él decía, “99% transpiración y un 1% inspiración” (o suerte).
Otra forma en la que el emprendedor incrementa su suerte es rodeándose de personas capaces que aporten puntos de vista diferentes y contribuyan a crear sinergias positivas. Jason Roberts, emprendedor serial, llegó a una fórmula sencilla para predecir la suerte que podemos crear en torno al emprendimiento. La denomina “área de suerte” y su ecuación: Suerte = hacer x decir (Luck = Doing x Telling). Nuestra área de suerte (serendipia) aumentará proporcionalmente al grado de cuanto hacemos algo apasionadamente, combinado con la cantidad de personas a las que les contemos sobre ello.
Steve Jobs hablaba de conectar los puntos y la única forma de hacerlo era hacia atrás (cuando ya sucedieron). Si no hubiera hecho tal cosa, o tomado tal decisión, tal otra no hubiera sucedido. Así, momentos aparentemente difíciles (muchas veces vistos como mala suerte) suelen encerrar oportunidades inesperadas que se conectan más adelante en el camino.
Por último, la clave fundamental para incrementar nuestra suerte, es abrirse a nuevas experiencias, saliendo de la rutina y de nuestra zona de confort. Asumiendo un cierto riesgo, será la única forma de encontrar una mayor recompensa.
Desearle suerte a un emprendedor sería redundante, por lo tanto te deseo mucha energía y claridad para hacer y decir más. La suerte, al igual que emprender, refiere a una actitud, por eso este año he decidido tener mucha suerte, ¿y tú?