Luego del éxito televisivo de la serie “The Walking Dead” (2010-2016), los zombies han invadido las salas de cine y hasta tuvimos una historieta de nuestro prócer (Artigas) recorriendo las calles del Montevideo actual.
Lamentablemente, es posible encontrar emprendedores que también han sido infectados por la fiebre zombie, convirtiéndose a sí mismos y a sus proyectos, en verdaderos muertos vivientes. Sin embargo, muchos no son conscientes de su condición. Es verdad que hacer que un emprendimiento despegue lleva tiempo, pero hay que reconocer los síntomas del carreteo eterno por la pista. Las buenas intenciones no alcanzan para lograr el éxito; y la ejecución lo es (casi) todo.
Muchos emprendedores zombies carecen de emoción, la pasión ya los abandonó. Los miras a los ojos y no hay fuego en su mirada. Algunos “walking dead” logran llegar al mercado y tener ventas, pero a un nivel mínimo de supervivencia (que a veces no llega siquiera al autoempleo) que los mantiene en lento movimiento, sin lograr mayor dinamismo en sus base de usuarios o facturación, y pasar a un siguiente nivel que los haga consolidarse como emprendimiento rentable y con perspectivas de crecimiento.
Hay zombies incluso, que han levantado inversión, producto de personalidades extrovertidas y vendedoras, acompañadas de buena promoción en los medios. Los inversores con experiencia ya saben que de 10 startups en las que invierten dinero (y tiempo), inexorablemente 4 ó 5 se transformarán en muertos vivientes que, con suerte, apenas recuperarán el capital.
Existen varios síntomas para reconocer al emprendimiento zombie, incluso no todos los emprendedores zombies son iguales. He aquí una lista de síntomas y tipología (no científica e incompleta) de zombies que he podido observar a lo largo de los años (incluso he sufrido la condición zombie, en varias ocasiones). Afortunadamente, hay antídoto!
Zombie Ocupado: es fácil identificarlo porque los encuentras ocupados haciendo cosas todo el día, pero en tareas que no impactan y hacen avanzar al emprendimiento. Es claro que en toda organización, hay tareas administrativas, de mantenimiento, de control y logísticas que son necesarias realizar. Sin embargo, es clave para el emprendedor saber distinguir lo importante de lo urgente, organizar su día y hacer foco en las actividades que verdaderamente mueven la aguja y dan impulso al emprendimiento. Antídoto: discernir, priorizar, y delegar.
Zombie Alucinador: algunos emprendedores padecen de ceguera y hasta de ciertas alucinaciones, deformando la realidad y viendo cosas que nadie ve. El optimismo y la confianza extrema que son fundamentales para motivar e impulsar al emprendedor en las primeras etapas de incertidumbre, cuando las dificultades empiezan a aparecer, puede ser perjudicial si está mal enfocada y si se pierde contacto con la realidad. Antídoto: hablar con clientes actuales o potenciales, buscar feedback de extraños para echar un cable a tierra con la realidad de mercado, realizar números (data mata relato) con supuestos reales basados en sus propios datos históricos.
Zombie Fanático: representa al emprendedor que es fanático de su producto (enamoramiento extremo) y que lo sigue “tuneando” hasta el infinito, agregándole atributos que nadie valora. Es aquel que tiene a su producto en permanente desarrollo, el que muchas veces nunca ve la luz del mercado. Como analogía, podría mencionar al artista que no deja de dar pinceladas a su obra maestra, a la que nunca baja del caballete para enmarcarla y mandarla a la galería o colgarla en la pared. Antídoto: testear su prototipo y nuevamente buscar el feedback temprano del mercado; sacar al creador de su “laboratorio” para que tome contacto con la realidad y vea qué está haciendo la competencia.
Zombies Solistas: algunos emprendedores son verdaderos “lobos solitarios», y corren el riesgo de convertirse en zombies. Deambular en solitario con el emprendimiento a cuestas, es peligroso. Muchos de estos zombies suelen frecuentar eventos de networking para paliar su soledad, acercándose a otros zombies, pero sin sacar mayor provecho para su emprendimiento. Antídoto: ser selectivo con los eventos y asistir solo aquellos que representen una oportunidad (ir con un objetivo en mente); armar equipo o buscar un socio que lo complemente y que lo ayude a tirar del carro.
Zombie Desenfocado: el orden, el foco y la disciplina, son claves en el emprendimiento. Es fácil desenfocar a un emprendedor que suele ver oportunidades por todos lados, y todo le parece un negocio potencial. Cuando se sucumbe a la tentación y se diluyen los esfuerzos y recursos en varios proyectos, es fácil encontrar a un zombie en potencia. La falta de orden y disciplina lleva a no planificar las tareas de antemano, a no fijarse objetivos claros o a no realizar seguimiento estricto de los indicadores clave de performance del negocio (KPIs) para ver si éstos se cumplen. Antídoto: focalizarse, fijar objetivos e indicadores medibles, fijar plazos de cumplimiento.
Zombie Concursero: están los que se dedican a ganar concursos, actividad que puede durar años, y se nutren de sus premios para seguir subsistiendo. Sin embargo, rascando un poco detrás del glamour de las luminarias, los trofeos y las notas de prensa, son emprendimientos sin ventas, o con escasos ingresos que no logran sustentarse. No estoy en contra de participar en concursos (he promovido varios, a lo largo de los años), pero cuando vemos emprendimientos que se repiten en unos y otros, uno empieza a sospechar si no se tratará de un zombie concursero. En determinado momento, el emprendedor debe dejar de participar de concursos y dedicarse a ejecutar.
Zombie Levantarondas: es aquel emprendedor que tiene un producto, nunca generó ingresos genuinos con él, agotó sus recursos propios (y el de los FFF) y ahora deambula sin cesar buscando fondos frescos de inversores a quienes convencer, para volcarlos a su prometedor proyecto. En lugar de ocuparse en ver cómo activar las ventas y lograr un negocio sustentable, paralizan la actividad de su empresa hundiéndola más en sus problemas de caja, dedicándose enteramente a intentar levantar capital. Esta clase de zombies, conoce bien a los inversores a quienes no duda en abordar frecuentemente para “pitchear” y prometer un gran futuro a la vuelta de la esquina, con solo invertir sus dólares. Antídoto: pedirle tracción y resultados medibles con los recursos que ya disponga (bootstrapping).
Para quienes apoyan o trabajan con emprendedores, en algunos casos habrá que ayudarlos a enterrar el “muerto” de su emprendimiento zombie, hacer un rápido duelo, y seguir adelante. Enseñar metodologías ágiles para fracasar temprano o “pivotar” rápidamente, sin duda puede ayudar, además de brindarles algunas herramientas de modelado, planificación, gestión y control del negocio. Afortunadamente hay retorno de la condición zombie, pero si puedes evitarlo, no te conviertas ni conviertas a tu emprendimiento en un muerto viviente!